Vuelta a Zaragoza

Pues sí, volví a Zaragoza. Tenía planeado ir a Zaragoza más o menos por Semana Santa. Así que fui a la estación de autobuses a comprobar horarios y precios y al ver que no había problemas para ir, compré un billete de ida y vuelta repentinamente para ir el día siguiente y volver 6 días después.

No hubo atascos y el viaje de 9 horas aproximadamente fue más ameno de lo que me esperaba ya que entablé conversación con una chica de Lérida. Cuando llegué no había nadie en la estación todavía porque llegué antes de lo esperado. De todas formas enseguida fueron Patri y Sor Nieves a mi busca para recogerme. Tras el encuentro tomamos rumbo a dejar la maleta en la casa "okupa" (okupa porque en esa casa entra, sale y duerme el doble de gente de la que vive) de mi amiga Julia. Al llegar estaba Irene, compañera de piso de Julia con Atenea, una perra enorme que parece ser lesbiana jeje, y Coque, un perro yonki y medio loco. Irene parecía maja y adormilada, llamada "la chica que duerme" xD y según ella la había visto en todas sus facetas.

Tras dejar la maleta en la habitación desordenada y revuelta de Julia, nos dirigimos hacia el Paseo de la Independencia y el casco hasta encontrarnos con Julia que estaba realizando un examen. Cuando llegó nos fuimos del bar donde nos encontramos sin percatarnos que no pagamos las bebidas hasta que la misma camarera salió a toda hostia del bar para que pagáramos las bebidas. Tras esto las horas siguientes consistieron en varias rondas de buzz, cenar como animales y salir de fiesta con Julia, Patri, Cristina y Tania por El Rollo donde hay bares como el Devicio, el Posturas o el Atrio con buena música (rock, ska...), vasos de 1 litro de cerveza o cubatas, sangre de heavy o vino con kiwi que está muy rico. Continuó con ir al El Ambiente, zona de ambiente gay en Zaragoza, pero enseguida cerraron todos los bares y nos dirigimos con otro chico, Frank, colega de Julia a la Zeta que es un bar del Rollo donde pasan grupos de todo tipo. Al final acabamos en el piso de Julia en plan tranquis y reventados filosofeando y durmiendo cada uno en un punto de la casa.

Los días siguientes continuaron con cenas y recenas con amigos, más fiesta, más alcohol  (los cubatas me salían baratisimos y una litrona invitó Coro para beberla Carlos, ella y yo), ligues, juntarnos y montarnos en el coche de gente desconocida, ir a afters como El Jarras y meterme para estómago jarras de cerveza como si agua se tratara, dormir y comer en casas en las que no me alojaba, incendios, jugar al póker con Irene, Julia, Aaron, Patri, Sor Nieves, etc., también jugar al calimotxo, al okalimotxo (en vez de calimotxo, era vodka negro), pintarnos la cara como Saw, como una putita, etc. También aparte de esto conseguimos ropa de la que no puedo mencionar su origen, conocí a Matías y a Roberto, cargué en brazos a una chica, Laurilly, y salí a correr a toda velocidad con la chica en mis brazos y pegarme el ostión contra el suelo de manera que me quemé las manos y empezaron a sangrar, sin embargo no dolió nada. Además de todas las anécdotas nombradas, también acabé con Julia, Irene, Aaron, Juan Carlos, Lorena, Laurilly y más gente en casa de un chico, Edu, fumando porros y arrengados en un sofá hasta el amanecer.

Por último decir que comí en japoneses hasta reventar, probé el sushi comida que me encantó cuando odio el pescado, probé sin acompañamiento el wasabi hasta llorar de lo picante que estaba, presencié la historia de la gamba, averigüé por Javi que estaba comiendo carne de esclavo, sentirme confuso como Javi y Patri al comer unos pastelitos con un sabor muy extraño. Creo que de los japoneses podría escribir otra entrada más a si que mejor paro.En resumen, pasó más de lo que he contado pero no es cuestión de enrollarse más. Un gran viaje con muchas anécdotas de todo tipo y tras todo esto solo tengo que decir que volveré. 

Un saludo a todos los nombrados y a todos los que me leen.