No siento que sea de la tierra en la que he nacido

Como el que trabaja en algo que no le motiva, que no le agrada y lentamente se va consumiendo y amargando, pues es lo que ocurre conmigo en la tierra en donde vivo que a pesar de haber nacido en Extremadura, no me siento de dicha tierra. Y actualmente vivo en Mérida, y la sensación que tengo es como si permaneciera enjaulado. Poco a poco te vas consumiendo, resignándote a permanecer, digamos que por obligación, en un sitio en donde no quieres estar, terminando por odiar el lugar y su ambiente.
No sé muy bien con exactitud y certeza porque no tengo ese sentimiento de procedencia al lugar en que he nacido, pero supongo que será debido a que en mi infancia no fui muy feliz aquí, porque era introvertido, apenas me relacionaba y no recuerdo a un padre que me educase, criase y  cuidase. Y entonces al llegar las vacaciones deseaba con ansia visitar otras zonas de España: Valladolid, Ibiza y Madrid, lugares en los que contemplaba paisajes y ambientes diferentes a los acostumbrados (montañas, bosques, playas, grandes edificios, un movimiento continuo y mucha vida) y donde estaba con mis tíos, primos, etc. Y así todos los años deseaba salir de la ciudad en la que vivía para disfrutar, perder un poco mi timidez y liberar mi yo acorazado.
Desde siempre me he sentido especialmente atraído por Madrid. Zaragoza la he conocido hace poco y me ha encautivado. Valladolid es una tierra que he conocido más o menos bien y me encanta pero no me llega a llenar. Ibiza hace mucho que no voy y no sabría que decir menos que mis recuerdos sobre la isla rebosan de felicidad. Por lo tanto es como si fuera de Madrid, es como si la misma ciudad me llamase. La verdad me siento lleno cuando me encuentro en Madrid. Cada día deseo con irme a mi ciudad, y olvidar esta tierra.